¿Quién sino Jean Paul Gaultier se atrevería a captar la esencia de una feminidad tan absoluta, tan deslumbrante, que no puede contenerse?
Una fuerza arrolladora. Energía inigualable en un corsé dorado. Una oda de oro macizo a todas las que brillan sin permiso. Este año, la feminidad Gaultier es absoluta. Sin concesiones. No sigue ninguna regla, las reescribe. Este año, Gaultier Divine encapsula la luz para hacerla brillar. Un elixir de una intensidad sin precedentes. Este año, ¿podemos seguir hablando de estela cuando más bien es una marea de miradas las que atrae a su paso? Porque cuando el Gaultier Divine Elixir entra en escena, el mundo se detiene.